Espinoso tema el del chupete, ¿eh? sobretodo si hablamos de dientes. 🙂
En este artículo nos vamos a hacer eco de un interesante post de la página de la Sociedad Española de Odontología Pediátrica en el que viene a desdramatizar el tema (cosa que va muy bien con nuestra filosofía) y tajantemente afirma que el chupete no produce malformaciones dentales… si se deja antes de los tres años.
En 2007 un estudio realizado por la estadounidense Jane Soxman, miembro de la Junta Americana de Odontología Pediátrica, concluyó que para que las malformaciones provocadas por un chupete sean apreciables no basta con su simple uso. Entran en juego dos factores como son el tiempo constante de uso (el estudio habla de seis horas aproximadamente diarias) y la presión ejercida.
Efectivamente, eso explica por qué hay niños que pese a que usen chupete, no desarrollan ningún tipo de maloclusión dental, bien porque lo utilizan en momentos puntuales (como al irse a la cama) o sólo lo sostienen sin chuparlo.
Pero, a ver, ¿descoloca los dientes o no?
Sí… pero es una situación reversible, y además en apenas unos meses tras dejar de utilizarlo, pero repito, siempre que se retire antes de los tres años de edad. Si nos ponemos un poco más técnicos, la razón es que no da tiempo a que se produzcan malformaciones ni en la articulación ni en los huesos que afecten a la arcada dental definitiva.
Entonces ¿cuándo es el mejor momento para quitar el chupete?
Pues depende. Normalmente se suele poner el plazo de tiempo que va desde que se cumplen los dos hasta los tres años para retirarlo, pero la cosa no es ni mucho menos estricta ya que pueden entrar en juego otra serie de factores de madurez, médicos o psicosociales.
Si lo mejor es decidirse a cortar por lo sano o ir poco a poco en la retirada, la verdad es que no hay nada concluyente al respecto. Lo que sí se recomienda es que en ningún caso se castigue al pequeño por incumplir las normas de prohibición y se opte por sistemas más sutiles como untar la tetina con sabores desagradables (vinagre o limón), el “olvido” o “pérdida” en cualquier sitio o ¿por qué no? hacer un avance del Ratoncito Pérez que se lleva el chupete a cambio de un regalito. ¡Imaginación al poder! 🙂
¿Y si no usa chupete y lo que hace es chuparse el dedo?
Pues, la verdad es que esa costumbre entraña una serie de factores de riesgo bastante más serios que los derivados del uso del chupete:
- Es la mano del bebé (con sus microbios, bacterias y demás “amiguitos” lo que está en contacto con su boca)
- La mano, por muy de bebé que sea, no es tan blandita como una tetina, por lo que hay más riesgo de arañacitos y demás, que unido a la razón anterior incrementa sustancialmente el riesgo de infección.
- El dedito también puede sufrir ya que la humedad y el roce constante pueden devenir en callosidades, ulceras, heriditas, etc.
- Aparte de ser un factor determinante en la mordida abierta, al chuparse el dedito puede producirse una elevación excesiva del paladar y consecuente estrechamiento de la arcada maxilar (paladar gótico).
Pero lo peor de todo (aparte de que es más difícil de erradicar que el uso de chupete) es que las alteraciones producidas por chuparse el dedo, normalmente no se “arreglan solas” como ocurre con el chupete, sino que requieren la intervención del odontólogo tarde o temprano.
Sea cual sea tu caso, en Avodent estamos especializados en odontología infantil y estamos para asesorarte, cuidar y mimar a tu peque y sus dientes (a todos ellos, los que se esperan, los que ya están y los que tienen que venir) para que su boca siempre muestre la más bonita de las sonrisas. Si estás en Alcobendas o zona norte de Madrid ¡Concierta ya tu visita y venid a conocernos!