En publicaciones anteriores hemos hecho referencia al por qué de la decoloración dental y los dos sistemas más frecuentes de llevar a cabo el blanqueamiento. Hoy vamos a centrarnos en el meollo de la cuestión y vamos a tratar qué es lo que realmente realiza el proceso: El peróxido de hidrógeno, o como comúnmente lo conocemos todos en su versión casera y diluida: el agua oxigenada.
El peróxido de hidrógeno contiene hidrógeno y oxígeno y se utiliza en la industria química para blanquear de todo, desde papel a telas y, claro, también dientes. Si resulta que le añadimos urea tendremos el famoso “peróxido de carbamida” que tanto hemos oído en la publicidad de blanqueadores en la tele y que es, básicamente, lo mismo.
¿Es malo para la salud?
Bueno así de entrada, beber a palo seco agua oxigenada a nadie se le escapa que no puede ser una buena idea, y eso que la que tenemos en el botiquín está muy, muy diluida. En bruto, una dosis elevada de peróxido de hidrógeno nos puede matar.
Todo depende de las concentraciones en que se encuentre el compuesto químico. En la Unión Europea no se permite vender sin receta productos de higiene bucal (blanqueadores incluidos) que superen el 0,1% de peróxido de hidrógeno.
Sin embargo, si se cuenta con la supervisión de un odontólogo pueden aplicarse en su casa productos con una concentración más elevada o exclusivamente por el profesional y hablamos ya de productos potencialmente dañinos si se realiza un uso por alguien inadecuado.
¿Cómo blanquea el peróxido de hidrógeno?
Este compuesto químico realiza la acción de blanqueamiento dental al penetrar en el diente y reaccionar con las moléculas que provocan manchas o cambios de color. Por lo general, cuanto mayor sea la cantidad de peróxido mayor será su poder blanqueador.
El peróxido de hidrógeno atraviesa el esmalte de los dientes y no lo daña, aunque según algunos estudios puede hacerlo más poroso y provocar muescas o pérdidas de minerales.
Cuando se traspasa el esmalte, se llega a la dentina y la pulpa, lo cual en el caso de dientes sanos no tiene mayor consecuencia, si bien en ocasiones puede dar lugar al aumento de la sensibilidad.
¿Mis empaste cambiarán también de color?
Pues no, por lo general no suele variar el color de empastes. Tampoco afecta a la porcelana, oro u otros tipos de cerámica aunque sí puede afectar ligeramente a restauraciones hechas con determinados. cementos o amalgamas dentales.
Pero ¿es seguro o no el dichoso peróxido de hidrógeno?
Pues sí. Es seguro. Tanto si te caes de la bici para desinfectarte la herida como incorporado como producto blanqueante. Y es que, como todo, es una cuestión de cantidades.
En dentífricos, colutorios y productos específicamente blanqueadores con hasta un 0,1% de concentración no supone un riesgo para la salud de los consumidores.
Los productos de blanqueamiento entre un 0,1 y un 6% de concentración sí pueden llegar a causar algún problema tanto por la concentración de peróxido de hidrógeno como por la frecuencia de aplicación. Aunque, como siempre recomendamos, estos riesgos se reducen al mínimo con la supervisión de un dentista de confianza que conozca las condiciones particulares de cada paciente antes de iniciar el tratamiento.
Para cualquier duda sobre blanqueamiento y en general estética dental, te recomendamos que te des una vuelta por Avodent, en Alcobendas, donde en nuestra clínica podrás encontrar el asesoramiento que necesitas para tu caso concreto.