Gracias a la colocación de una incrustación dental, los odontólogos pueden salvar piezas dentales que han sufrido una lesión moderada -bien a causa de una caries o fisuras en la superficie, entre otras-.
Este tratamiento restaurador tiene numerosas ventajas frente a otros procedimientos conservadores como, por ejemplo, las coronas dentales.
En el presente artículo queremos que conozcas qué es una incrustación, qué tipos diferentes hay, cuándo está indicada su colocación o qué beneficios tiene para tu salud dental.
Incrustación dental: ¿qué es?
Denominamos incrustación dental a una restauración parcial que permite devolver la funcionalidad a una pieza cuya estructura ha sido dañada.
Las piezas sobre las que se cementa una incrustación pueden haber sufrido una lesión a causa de distintos factores como, por ejemplo:
- La afección de una caries extensa que no ha sido tratada a tiempo y que ha mermado la estructura del diente.
- Fuertes desgastes dentales, grietas o fisuras en la superficie del diente. Éstas, generalmente, se producen a causa del bruxismo -o hábito involuntario de rechinar los dientes- y de contactos no deseados de las piezas dentales a causa de distintos problemas de oclusión.
El uso de las incrustaciones suele estar relegado a piezas del sector posterior de la boca. Es decir, a las muelas y los premolares.
¿Qué diferencia hay entre un empaste y una incrustación dental?
Como ya hemos adelantado, tanto las incrustaciones como los empastes -también conocidos como obturaciones- son tratamientos restauradores. Ambos están dirigidos a devolver la funcionalidad a una pieza dental que ha sufrido una caries.
Sin embargo, sí existen una serie de diferencias entre ambos procedimientos. Éstas residen en los materiales empleados por el odontólogo, el tiempo requerido para su realización, su durabilidad o su precio.
En primer lugar, las obturaciones van realizadas en resina o composite -anteriormente, también en amalgama-, mientras que las incrustaciones se fabrican normalmente en cerámica o porcelana.
Por este motivo, las incrustaciones son más resistentes que los empastes -pueden durar décadas-, mientras que los empastes tienen una vida media que oscila entre los 5 y los 10 años.
Además, el precio de estos dos tratamientos también es diferente debido, por un lado, al material empleado, y, por otro, a la técnica requerida y la necesidad de intervención de un laboratorio protésico.
Y es que las incrustaciones dentales requieren de la toma de registros de la boca del paciente -en Avodent, optamos para ello con el uso del escáner intraoral iTero-, de al menos dos citas con el odontólogo y del trabajo del protésico.
Además, los empastes no están indicados en caso de existir una pérdida notable de estructura dentaria o en piezas previamente endodonciadas.
¿Corona dental o incrustación?
En muchas ocasiones, las coronas sobre dientes son la solución perfecta para restaurar piezas que han sufrido fuertes desgastes o que se han sometido a una endodoncia.
Sin embargo, para su colocación es necesario tallar el diente. Es decir, reducir el tamaño de su estructura para posibilitar el cementado de la corona.
Por el contrario, las incrustaciones dentales sólo requieren un tallado mínimo de las piezas y es, por lo tanto, un procedimiento menos invasivo. Por este motivo, siempre que sea posible, el odontólogo se decantará por la colocación de estas últimas.
¿Cuándo se coloca una incrustación dental?
Para que el odontólogo se decante por restaurar la pieza con una incrustación dental, deben darse tres condiciones diferentes:
- El paciente debe tener una limpieza oral óptima. Es decir, debe seguir unas correctas rutinas de higiene cada día -cepillado tras cada comida, empleo del hilo dental- y presentar, por ello, un bajo riesgo de padecer caries dentales.
- La corona debe tener estructura suficiente para poder soportar el cementado de la incrustación.
- El diente no ha debido sufrir ninguna restauración previa.
- La pieza restaurada no debe servir de soporte para una prótesis dental.
Si el caso reúne estas tres premisas, el cementado de la incrustación tiene una alta garantía de éxito.
¿Qué tipos de incrustaciones hay?
Dentro del campo de la Odontología, podemos hacer distintas diferenciaciones en cuanto a las clases de incrustaciones que existen. En este caso, nos ceñiremos a hacer una doble distinción: por un lado, en función del material empleado para fabricarlas; por otro, en función del área de la pieza cubierta.
Clasificación en función del material
En la actualidad, los odontólogos optan por la colocación de incrustaciones de porcelana -o cerámica- por dos factores fundamentales:
- Por un lado, el acabado estético. Y es que este tipo de incrustaciones consigue un resultado muy natural, imperceptible a los ojos de terceras personas.
- Por otro lado, por la duración de la restauración. La porcelana es un material muy resistente y, con los cuidados necesarios, pueden durar intactas hasta 30 años.
Sin embargo, las incrustaciones también pueden ir fabricadas en otros materiales. Los dos más habituales son:
- Distintas amalgamas, de tono metálico, u oro. Si bien ambos son materiales altamente resistentes, en la actualidad ha caído en desuso porque el resultado no es nada estético.
- Composite dental, que si bien es cierto que tiene un acabado altamente estético, no es un material resistente. Por ello, se ha reducido su uso para garantizar una mayor perdurabilidad del tratamiento.
¿Qué tipos existen en función del área que del diente que cubre?
Las cúspides de las muelas son las terminaciones en punta de estas piezas dentales. En Odontología, se realiza otra clasificación en función del número de cúspides de la pieza que cubra la restauración.
A este respecto, podemos distinguir entre:
- Incrustaciones Overlay, cuando existe una cobertura total de la cúspide.
- En caso de que la restauración cubra únicamente una cúspide, se denomina incrustación Onlay
- Incrustaciones Inlay, cuando ésta no cubre ninguna cúspide de la pieza dental.
El tratamiento paso a paso
El paso inicial a la hora de colocar una incrustación dental será la realización de un primer estudio del caso por parte del odontólogo.
Gracias a la realización de distintas pruebas diagnósticas, el especialista podrá evaluar el estado de la boca del paciente y determinar si está indicado o no el cementado de una incrustación.
En caso de que la incrustación se cemente sobre una pieza que ha padecido previamente una caries dental, el siguiente paso será subsanar esta lesión en la próxima cita.
Una vez erradicado el foco de infección, el odontólogo preparará el diente para, posteriormente, tomar registros de la boca del paciente.
Esta información se trasladará al laboratorio protésico dental, de manera que puedan fabricar una incrustación que se ajuste a la morfología de la pieza.
Por último, en esa misma visita el odontólogo tapará la cavidad con una obturación temporal que el paciente conservará en boca hasta que el día en el que se coloque la restauración definitiva.
Una vez el laboratorio envíe la incrustación a la clínica, el odontólogo revisará su adaptación a los márgenes gingivales y la adecuación a la morfología de la pieza.
Si todo está correcto, el paciente acudirá de nuevo a consulta. En esta cita, el odontólogo retirará la obturación temporal.
Posteriormente, cementará la incrustación gracias al empleo de resina o de un cemento permanente de uso exclusivamente dental.
¿Qué beneficios tienen las incrustaciones?
Estas restauraciones tienen numerosas ventajas tanto para la estética como para la funcionalidad de la sonrisa del paciente.
Las incrustaciones son un tratamiento menos invasivo que las coronas dentales. Sin embargo, al igual que éstas, permiten restaurar la morfología de la pieza dañada.
De esta manera, se refuerza el diente lesionado y se previene la formación de fisuras o posibles fracturas de la pieza en un futuro.
Además, van realizadas a medida y a imagen y semejanza del diente sobre el que se colocarán cementadas. Por ello, el odontólogo consigue un resultado muy natural que resulta completamente imperceptible para terceras personas.
Por último, estas restauraciones tienen una durabilidad extendida en el tiempo. Por ello, son más resistentes que otros procedimientos conservadores como, por ejemplo, los empastes.
Si tienes alguna duda acerca de las incrustaciones dentales o si estaría indicada su colocación en tu caso, te invitamos a acudir a nuestra clínica dental en Alcobendas.
La primera consulta es gratuita y, en ella, estudiaremos tu caso, te daremos un plan de tratamiento personalizado y un presupuesto cerrado. Puedes concertar tu cita llamando al 91 654 17 13 o, si lo prefieres, a través del formulario de contacto de nuestra página web. ¡Te esperamos!