A pesar de tener un buen cepillado diario y hacer uso de la seda dental, en muchas ocasiones existen pequeñas partículas que quedan alojadas en nuestros dientes.Especialmente, en nuestras muelas. Y este cúmulo de bacterias supone un alto riesgo de padecer caries dentales.
El sellador dental es un tratamiento preventivo que puede colaborar a la hora de evitar la formación de lesiones cariosas, especialmente en aquellas personas que tienen un alto riesgo a padecerlas -como, por ejemplo, los niños-.
Pero, ¿en qué consiste exactamente y en qué casos está indicada su colocación?
¿Qué es un sellador dental?
Un sellador es una fina capa de resina dental que se adhiere a la superficie de las piezas dentales.
Su uso se restringe a las piezas posteriores. Es decir, generalmente a los molares y premolares, y siempre se colocan sobre las superficies masticatorias de los mismos.
Y es que estas piezas posteriores reúnen dos condiciones que las hacen más proclives a padecer caries dentales:
- Por un lado, su superficie rugosa llena de fisuras en la que es más sencillo que se acumule la placa bacteriana.
- Por otro, resulta más complicado llegar a ellas para realizar una correcta higiene bucodental.
El sellador dental se introduce en estas pequeñas cavidades del diente. Su función es formar, de esta manera, un escudo protector contra la acción dañina de los cúmulos de placa bacteriana en el esmalte dental.
¿En qué casos se colocan los selladores dentales?
Este tratamiento preventivo está dirigido a personas que presenten un alto riesgo de padecer caries dentales. Por ello, los niños y los adolescentes son candidatos idóneos para su colocación.
Sin embargo, también pueden emplearse en adultos que no presenten lesiones cariosas previas.
Los selladores dentales pueden emplearse a partir de los 3 o 4 años de edad, para proteger los molares temporales de la afección de caries. Éstos son especialmente comunes en caso de dientes de leche que presenten profundos surcos.
Y es que lograr la estabilidad de las piezas temporales es vital a la hora de asegurar la correcta erupción de las piezas definitivas.
Pero, además, la colocación de selladores es habitual también en niños y adolescentes que ya hayan visto erupcionados sus molares y premolares definitivos y presenten riesgo de padecer caries dentales. Es decir, aquellos con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años.
¿Cuándo está contraindicado su empleo?
Los selladores dentales se emplean sobre las superficies masticatorias -de trabajo– de los dientes posteriores -molares y premolares-. Sin embargo, su colocación no está indicada en los espacios interdentales.
Para eliminar el cúmulo de bacterias de estas zonas, debemos recurrir al tradicional uso del hilo dental o, en su defecto, del irrigador bucodental o waterpik.
Es importante que los padres acompañen a sus hijos durante este proceso, asistiéndoles a la hora de incorporar estos elementos de higiene bucodental en su día a día.
Pero, además, se debe tener en cuenta que los selladores son un tratamiento preventivo. Por ello, su colocación tampoco está indicada en caso de que exista ya una caries en la pieza dental.
¿Qué beneficios tiene el sellado de los dientes?
Los selladores dentales actúan, por lo tanto, de barrera frente a la acumulación de placa bacteriana.
Su colocación permite proteger las zonas más vulnerables de la acción de las bacterias que se acumulan en la boca. De esta manera, logran prevenir la formación de lesiones cariosas y mejoran la estabilidad dental.
Además, evitan tener que realizar procedimientos más invasivos como, por ejemplo, obturaciones -o empastes- o, en caso de lesiones caries más avanzadas, pulpotomías o tratamientos de conducto -endodoncias-.
Para entender estos beneficios en datos estadísticos, diversos estudios han confirmado que su colocación reduce la afección de caries en más de un 85% de los casos durante el primer año.
¿Cómo se coloca un sellador dental?
El primer paso a la hora de determinar la colocación de un sellador dental es realizar un estudio previo de la boca del paciente.
De esta manera, se determinará si éste presenta un elevado riesgo de padecer caries y si, por lo tanto, resulta necesario este tratamiento preventivo.
Si el dentista así lo considera, no debes preocuparte: éste es proceso odontológico que no reviste complicación alguna.
El procedimiento llevado a cabo por los odontólogos a la hora de colocar un sellador dental es simple y completamente indoloro. Además, durará apenas unos minutos y no es precisa la aplicación de anestesia.
A continuación, desgranamos el proceso paso a paso:
- El primer paso será realizar una correcta higiene de la pieza sobre la que irá colocado el sellador dental para eliminar todas las bacterias acumuladas en su superficie.
- Posteriormente, se seca la pieza y se mantiene aislada de posibles humedades con un algodón u otro material absorbente.
- Se posiciona una solución ácida en la superficie de masticación, de manera que se vuelve más rugosa y soporta mejor la adhesión del material de sellado al diente.
- Se vuelve a limpiar y secar las piezas dentales y, finalmente, se aplica el sellador con el esmalte. Este material se endurece y se queda adherido a la superficie del diente. En algunas ocasiones, se emplea una lámpara de luz fría para acelerar este proceso de adhesión.
Desventajas del sellado dental
A simple vista, no podemos afirmar que los selladores no tienen ninguna desventaja. Es más, todo lo contrario.
Son procedimientos sencillos e inocuos, y muy beneficiosos a la hora de prevenir la formación de caries dentales.
Sin embargo, es cierto que requieren cierto mantenimiento. Éstos pueden durar en perfecto estado hasta 10 años. Será el odontólogo quien verifique el correcto estado de los mismos.
En caso de que, en algún chequeo, el dentista determine que es necesario reponer un sellador, bastará con aplicarlo como la primera vez.
Esperamos haber resuelto todas tus dudas respecto a los selladores dentales, su función y los problemas que previenen.
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