No es un dato nuevo que el tabaco es considerado uno de los grandes enemigos de la salud pública que el mundo ha de enfrentar. De hecho, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el tabaquismo es el culpable de la muerte de más de 7 millones de personas al año, siendo una cifra de 6 millones aproximadamente fumadores directos y unos 890.000 fumadores pasivos.
No obstante, se sabe que el consumo de tabaco está experimentando un descenso considerable. Pese a ello, el número de personas fumadoras en España sigue siendo muy elevado. Según datos de la misma organización, más de un 30,3% de la población española es fumadora.
Además de efectos muy dañinos para la salud general del cuerpo, el tabaquismo afecta negativamente a la salud oral y a la salud bucal, convirtiéndose en un hábito muy peligroso para los dientes. Descubre las consecuencias que acarrea el hábito de fumar, a continuación.
Tabaquismo y salud oral
Los efectos perjudiciales del tabaquismo en la salud oral son múltiples. Los resultados de varios estudios respecto al tema, coinciden en que el tabaco influye de manera muy negativa y casi directa en una lista de enfermedades bucales, como las patologías de las encías y el cáncer oral.
Cáncer oral
Una de las graves enfermedades relacionadas con este hábito tan perjudicial es el cáncer oral. Una persona que es fumadora habitual, tiende a tener de entre tres a cinco veces más probabilidades de padecerlo.
Ello es debido a causa del gran potencial carcinógeno que producen las partículas de nicotina, el alquitrán y los gases tóxicos de monóxido de carbono que entran en contacto con nuestra cavidad bucal. Hay que tener en cuenta que si le sumamos el consumo del alcohol, incrementamos más del doble las posibilidades de sufrir un cáncer oral.
Por lo general, la localización de este tipo de cáncer acostumbra a aparecer en el lateral de la lengua y el suelo de la boca, por eso se recomienda prestar especial atención a estas áreas si existe cualquier alteración y con más ahínco si se trata de una persona fumadora.
Enfermedades periodontales
Las enfermedades de las encías también están relacionadas en muchos casos con el tabaco. Esto es así, pues se calcula que entre un 30% y 40% de los pacientes que padecen periodontitis crónica son a causa del tabaquismo.
Esta patología dental no solo acarrea la pérdida de piezas dentales, sino asimismo la pérdida del hueso, siendo muy frecuente en pacientes que fuman, puesto que en el 90% de los casos no existe una respuesta efectiva tras el tratamiento.
Todo ello es a raíz de una alteración de la flora oral por culpa del tabaco. Haciendo que las encías queden más expuestas al ataque de las bacterias, convirtiéndolas en más susceptibles a la hora de padecer una infección. Por si fuera poco, esta infección de microbios da pie a la aparición del temido sarro, pues estamos hablando de uno de los factores que benefician que se genere esta enfermedad periodontal.
Tabaquismo y salud bucal
A pesar de las enfermedades citadas en los puntos anteriores, el tabaquismo también es perjudicial para la salud bucal, pues es responsable de las denominadas manchas amarillas, así como del mal aliento.
Halitosis crónica
El hábito tabacalero también afecta a la sequedad e irritación de las vías respiratorias, así como de las mucosas. Uniendo el olor que desprende, junto al alquitrán, la nicotina y los aditivos añadidos, generan una mala higiene bucal. Esto desencadena el mal aliento que se asocia a las personas que fuman, pero ellas mismas no suelen ser conscientes del olor desagradable que puede desprender su cavidad bucal, puesto que el tabaco provoca una alteración en el sentido del olfato y del gusto.
Melanosis del fumador
Además de las complicaciones mencionadas en los puntos anteriores, el hábito del tabaquismo también provoca manchas desagradables y antiestéticas en las encías. Estas manchas marrones son denominadas melanosis del fumador y están presentes en las cavidades bucales del 30% de los fumadores. Por suerte, este tipo de patología de las mucosas no es dolorosa y es benigna. Estamos hablando de una afección reversible que desaparecerá una vez se deje el tabaco de lado y la persona fumadora consiga vencer al hábito del tabaquismo.
Otras complicaciones perjudiciales a causa del tabaco
Aparte de las enfermedades y afecciones que el tabaco puede generar, existen otro tipo de problemas no tan graves, pero que vale la pena conocer para concienciar a las personas fumadoras. Los pacientes enganchados al tabaco han de saber que deberán someterse a revisiones odontológicas más a menudo si quieren evitar cualquier complicación grave, no solo por factores estéticos, sino por la salud. Las demás complicaciones que pueden aparecer a raíz del tabaco son las siguientes:
- Los fumadores tienden a tener un mayor riesgo de padecer caries radicular.
- Los dientes se desgastan con una rapidez mayor.
- El hábito de fumar provoca en el paciente un flujo sanguíneo reducido, lo que acarrea consecuencias tales como inflamaciones e infecciones. Esto a su vez, complica la efectividad de los tratamientos dentales, haciendo que los mismos sean muy dificultosos, como por ejemplo el hecho de reemplazar piezas dentales y los puentes.
- Asimismo, puede provocar lesiones orales precancerosas, algunos ejemplos son la leucoplasia, la eritroplasia o la queratosis.
¿También es perjudicial el tabaco de mascar?
En respuesta a esta pregunta, en efecto, el tabaco no solamente es dañino fumarlo, asimismo el de mascar es muy peligroso para la salud.
Se sabe que mascar tabaco es el causante del cáncer en la boca, los labios, la lengua y el páncreas. Del mismo modo que los cigarrillos, el tabaco sin humo puede desencadenar una mayor incidencia en el cáncer oral. Está demostrado que de la misma manera que el tabaco de fumar, el tabaco sin humo contiene 28 químicos tóxicos y dañinos distintos en su composición.
Si cree padecer alguna enfermedad o afección relacionada con el tabaco, el papel del odontólogo es de vital importancia. Además de motivarle y ayudarle a poder dejar este mal hábito, le dará las soluciones ideales para terminar con su problema oral o bucal y evitar que vuelva a reaparecer, en la medida de lo posible.